Este martes ingreso mi abuela al Hospital Naval de Viña, para su exámen debido a su HIDROCEFALIA Son días difíciles, porque cada vez que la veo, la encuentro mas y mas cansada. Y aunque se que debe partir, me duele. Si yo les contara todo lo que ella hizo por mi no solo economicamente sino moralmente.... quizas ahi me entenderían. Ella fue mi fuerza, cuando yo sentía que no podía seguir. Cuantas veces no lloré en sus brazos, sintiendo que la desesperación me consumía. Y cuando no pude mas, me fui a su casa, donde mi tata y ella me recibieron con los brazos abiertos. Y es que con ella me sentía segura, protegida. Cuantas veces no me cuidó. Cuantas otras no me cobijó. Cuantas veces no me mató el hambre. Cuantas veces no me vistió. Hoy la miro y sus lágrimas me duelen. Es que se le llenan sus ojitos de lagrimas cada vez que sube a un exámen. Dios me dio un regalo maravilloso al tener el honor de haberla llevado por ultima vez de visita al cementerio a ver a mi tata, de que mis hijos la vieran, de tomarle sus ultimas fotos, de que tomara el te con nocotros, de que comiera queso de cabra... de sentirla aun con VIDA. Me aferro a los recuerdos y le agradesco a Dios cada dia que puedo despertar y verla. Aun recuerdo sus ojos llenos de emocion aquel 26 de abril cuando mi marido llego a su casa a las 7 am y se arrodilló en su cocina para pedirme matrimonio. "Debes ganar la guerra", me decia. Y la gané... misión cumplida, abuelita: tengo un hermoso hogar, un hombre que me ama y ama a sus hijos, una vida tranquila.
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